La cuenta atrás ya está por debajo de 10 días, será pronto, muy pronto y son muchos, miles los que se darán cita en el certamen madrileño que una vez más, será epicentro del slot nacional y parte del internacional.
Compras, ventas, intercambios, presentaciones, reuniones, comilonas, y sobre todo, coches y más coches.
Ayer, conocimos ya el modelo en base a un vídeo y unas magníficas fotografías.
Era la edición número 50 del Rally de Monte Carlo, prueba que inauguraba la temporada de rallyes una temporada más. Y como todos los años la nieve y el hielo iban a ser protagonistas, aunque el gris del asfalto se dejó ver en muchos de los tramos.
Por eso la elección de los neumáticos era una decisión crítica para llevar el coche a finalizar el rally con garantías. Las condiciones cambiantes del asfalto, incluso en un mismo tramo, llevaba a los equipos, a veces a mezclar configuraciones tan opuestas como neumáticos con clavos en una diagonal y de seco en la otra diagonal en el mismo coche.
La salida daría comienzo el 16 de enero en Aix Les Bains, ciudad de la costa en Saboya y ya había equipos que no iban a participar del evento, ni Lancia, ni Fiat, ni Ford e incluso ni la francesa Talbot estaban contentos con los franceses por cómo no se habían esforzado lo suficiente para incluirles en la prueba bajo unas condiciones más propicias para las marcas.
Eso dio la oportunidad a tanto Opel, como a Audi o Porsche de que se convirtieran en los animadores durante los casi 748Km cronometrados que duraba la prueba. Y tanto fue así, que no defraudaron a ninguno de los espectadores, especialmente en las etapas nocturnas que ponían muy a prueba las virtudes de los participantes.
El triunfo al final del rally, como es de sobra por todos conocido, fue para los alemanes de Opel: Walter Röhrl y Christian Geistdörfer, que llevaron su Ascona 400 a Lúceram en primera posición con 3,49 minutos de ventaja sobre Audi Quattro de los escandinavos Hannu Mikkola y Arne Hertz y con 12,05 minutos sobre Jean-Luc Therier y Michel Vial con un Porsche 911SC que cerraban el pódium. La cuarta plaza fue para los también franceses Guy Fréquelin y Jean-François Fauchille en el otro Porsche 911 SC del equipo Porsche-ESSO.
Y por fin llega nuestro protagonista. Con mucho que perder, Bruno Saby venía de retirase en el equipo oficial Renault-Elf y este era una oportunidad clave para sentar las bases de su futura carrera como piloto de Rallyes. Decidió probar suerte en el Monte Carlo eligiendo un coche que conocía bien, cuya versatilidad, agilidad y adaptabilidad a los cambios de superficie le daba posibilidades de ir rápido por los tramos. El Renault 5 Turbo. Y le fue bastante bien, la verdad, consiguió triunfar en su categoría y obtener un quinto puesto en la general, a 23,1 minutos del ganador. Esta actuación le abrió las puertas para una exitosa carrera entre cuyos triunfos está la de este mismo rally en 1988. Menos mal que en esa edición del rally no le ocurrió lo mismo que le pasó 4 años después al descender el Turini, que al negociar una curva se le apareció una mujer desnuda entre la nieve, con 4 años menos de experiencia ¡a saber dónde habría aparcado el coche!
La retirada de dos de los Audi Quattro favoritos al triunfo, el de Michele Mouton y Fabrizia Pons y el de los italianos Michele Cinotto y Emilio Radaelli le facilitaron el camino, pero ese quinto puesto no fue miel sobre hojuelas, Saby tuvo que dejar en los retrovisores a otros coches con mayor potencial.
Para el coche del Foroslot Madrid que organiza, como todos los años, nuestro querido Jesús Blanco, ha tenido a bien elegir el coche que Bruno Saby y Françoise Sappey utilizaron para participar en el Rally de Monte Carlo de 1982 y que Fly Car Model ha reproducido, y como siempre destacar el mimo y cariño que el fabricante madrileño dedica a todos sus modelos.
Este certamen, y todos los que se organizan, son como la Meca, de obligada visita aunque solamente puedas una vez en la vida, y, para los compañeros de la Comunidad Slot and Company, un punto de reunión del que esperamos, los compañeros disfruten y puedan además, llevarse unas buenas piezas a casa y una mejor experiencia.